Serena el alma, entender aquello que de inevitable
pero aun serena más el prevenir que lo inevitable
lo puedes cambiar, si aciertas donde quieres ir,
con la placidez controlada en el alma,
con el silencio como antídoto, sabiendo entretener la mirada
Desde lo alto de la cima, de ese paraje inhóspito.
Salir a encontrar la tranquilidad del alma,
con decenas de antídotos en la mirada,
reconforta tanto como si no hubieses salido de casa
porque el ámbito de la incertidumbre,
quede perdido al encontrar las respuestas que buscas
eliminando de repente las sombras de la duda,
Que estaban en el fondo de tu alma.
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